lunes, 27 de junio de 2011

Capitulo 14: Mi Existencia En Tus Manos


La mentira es la declaración más cruel, egoísta e hiriente que alguien pueda hacerte, lastima al corazón, duele como si una daga lo atravesará, una herida profunda que hace que la sangre salga borbotones.

Se supone que no tengo corazón, y entonces ¿porque me siento así?, ¿porque me afecta tanto? Porque no logro simplemente olvidar y seguir con mi nueva existencia con Gabriel.

“no seas estúpida, no te engañes, tu bien sabes que Gabriel es solo un juego, entre tú y el no existe nada, son un par de desconocidos que quisieron jugar a conocerse”

Esa voz tenía razón, Gabriel era una simple aventura, pero algo me decía que no lo dejara ir, el me ayudaría a encontrar al maldito traicionero de Vladimir, y vaya que me las iba a pagar muy caro, pero antes tenía que indagar en su pasado, ¿porque nos traiciono?, bueno solo a mí, Ashtrid nunca confió en el, claro! Ella era la pieza clave en este embrollo, tenía que regresar a la mansión a buscarla, arreglar toda esta situación, que solo vino a complicar más mi estúpida existencia.

Sin embargo, antes buscaría la manera de zafarme de Gabriel, no sería nada sencillo, aunque fuera solo por unas horas, pero ¿cómo?

-Gabriel?- después de nuestro “encuentro” habíamos ido a una cabaña, los muebles eran de madera, no tenia decoración alguna, las ventanas eran pequeñas y no tenían cortinas, había una pequeña sala tres sillones y una mesa. En la recamara estaba una cama con dosel, frente a ella un perchero y un espejo con marco de oro y plata. Busque a Gabriel con la mirada, y no lo encontré. Entre a la sala a buscarlo y tampoco estaba, entonces escuche voces provenían de la cocina, decidí no entrar y trate de escuchar la conversación.

- …. Fue muy fácil

- no te confíes, debes hacer que siga aquí.- ¿quien? Me moví muy rápido, quería salir corriendo, pero en mi descuido golpee una silla que causo un agudo sonido.

-¿Lindura?- ¡mierda! Me había escuchado, ahora mi instinto me decía que todo había sido una maldita trampa, que estúpida había sido!

-¿con quién hablabas Gabriel?

- lindura, ¿qué tal pasaste la noche?

- no me cambies el tema, ¿con quién hablabas?

- ¿despertamos de malas?- suspire de frustración este maldito ángel siempre contestaba con una pregunta-no lindura creo que perdiste la razón- era mi oportunidad.

- si tu lo dices…. Bueno supongo que es hora de irme.- pase por un lado suyo y me detuvo del brazo

- ¿cómo que ya te vas? ¿Acaso pensaste que lo nuestro es de una noche lindura? Te informo que no soy un ángel de la noche galante!

- ah ¿no lo eres? Jajaja lo siento querido tu no me dices que hacer- me apretó el bazo con mucha más fuerza y su mandíbula se tenso.

-Paladino escucha bien, solo lo diré una vez, no soy un juguete como Darius, tu vas a hacer lo que yo te ORDENE- la última palabra la dijo con tal fuerza que me enfureció, me solté de su agarre y mi puño voló hacia su abdomen.

- Gabriel yo no sigo las ordenes de nadie, y siento mucho si creíste que yo seria de tu propiedad- no me dejo acabar, vi uno de sus brazos se acercaba peligrosamente, esquive el golpe, no podía perder el tiempo en una pelea, aunque la ira me invadiera tenía que controlarme, era más importante dar con Ashtrid.

Utilicé toda la fuerza que tenia para levantar un gran viento, lleno de hojas y tierra, eso sería suficiente para distraer al ángel y poder escapar, aun así tenía que hacer que no saliera volando a perseguirme, así que lo mejor era crear una gran tormenta, que asemejara un diluvio, cuando el viento y la tormenta llegaron y nos acogió con furia, hasta entonces cerré los ojos me imagine de pie en la mansión, en sus grandes jardines, estar en mi residencia, tal y como lo haría alguien capaz de desmaterializarse, abrí los ojos para salir huyendo de aquel ángel malvado y del diluvio, pero la realidad me sorprendió.

Estaba en un área sola y… ¿quemada?, claro el olor era inconfundible, había cenizas por todos lados, el aire estaba sucio, se sentía tristeza y dolor allí. Pero esto no era el bosque, de verdad ¿había logrado desmaterializarme?, baje la pirada un par de minutos y entonces reconocí donde estaba, medio enterrada se encontraba una daga, ¡mi daga! Le tome entre las manos, no me importo que me cortara la palma de las manos, mire lo que antes había sido, mi casa, mi hogar, el lugar más querido de mi existencia, ahora estaba hecho cenizas, no quedaba nada de aquel hermoso lugar. Lagrimas corrieron por mis mejillas, si esto había pasado con la mansión, ¿qué había ocurrido con Ashtrid?, todo esto había pasado y solo por mi maldito orgullo, porque hasta ahora me daba cuenta que había exagerado las cosas, no escuché explicaciones, me deje llevar por el coraje y orgullo, había perdido a mi hermana, y al amor de mi existencia, además seguro había un jodido ángel buscándome para matarme, eso sin dejar de lado a Dione.

Tenía que salir pronto de allí, seguro que sería el primer lugar donde Gabriel me buscaría, antes tenía que buscar un medio de transporte, corrí a la mansión de a lado, bueno nos separaban 2 hectáreas, tomaría un automóvil prestado, entre sin problemas su sistema de seguridad era muy ineficiente, lo desactive con los ojos cerrados, en el garaje no había autos, solo una camioneta, Lincoln color perla, ahora las llaves... Donde… aja, estaban pegadas, subí a la camioneta y la encendí, su motor no hacia ni un ruido, perfecto!

Conduje varias millas sin saber en realidad a donde me dirigía, tal vez esperaba encontrarme con Ashtrid, si claro como si eso fuera posible, al fin después de conducir como loca llegue a la mansión de Darius, sabía que él no estaría allí, pero al menos tenía que darme una idea de donde se encontraba o si estaba bien. Estacione la camioneta en el jardín y corrí hasta la puerta de la mansión. Albert, el mayordomo ya me esperaba.

-Señorita Paladino, ¿cómo está usted?

- Albert y el señor Darius? Lo necesito

-Srita. Paladino lamento decir que el amo hace días que no viene a la residencia, siento no poder ayudarla.

-Bueno Albert algo debe de haber, ¿sabes donde podrá estar? ¿Un teléfono?

-Me temo que no señorita Paladino, ¡espere!- Fue casi corriendo dentro de la mansión, ah! Yo tanta prisa que tenia. Regreso con una bolsa llena de cosas.

- ¿qué es todo esto Albert?

- son cosas que va a necesitar, usted sabe, dagas, revolvers, una pretto beretta 9mm, una colt, cartuchos, en fin todo lo necesario para una lucha. Un móvil, y por supuesto las llaves de un Ferrari idéntico al suyo- estaba estupefacta- también allí hay ropa por si gusta cambiarse- en ese momento me di cuenta de mi aspecto, lucia realmente mal, mis brazos llenos de ceniza, el pantalón desgarrado, no podía ir por allí con ese aspecto, Albert tenía razón debía cambiarme.

-pero como es… ¿cómo tiene un Ferrari idéntico al mío? ¿Cómo es que hay ropa de mujer?

- vera, mi amo siempre ha estado enamorado de usted, y en el momento en que ustedes dos iniciaron de nuevo su relación, el ordeno que compraran ropa para usted, un carro idéntico al suyo, el dijo que usted se mudaría aquí y quería que no extrañara nada- al escuchar esas palabras me sentí una basura, como era posible que le hubiera hecho tanto daño?, primero al juzgarlo mal y después traicionándolo con Gabriel. Decidí que no era momento para ponerme sentimental, lo que ahora importaba era encontrarlo, a él y Ashtrid.

-crees que podría pasar a refrescarme y cambiarme?

- por supuesto que sí, esta es su casa, adelante por favor.

Subí a la habitación de Darius, ah olía a él, notas de madera fina y cuero, tan irresistible! Coloque las cosas en un sofá color vino, busque en el armario la ropa que me pondría, elegí un vestido con estampado animal print en colores negro blanco y algo de azul, los zapatos eran de satín negro tacón 12.

En la ducha me quería demorar, sentir el agua correr por todo mi cuerpo, que el olor fresco del shampoo, a Fresia, me relajara, olvidarme por un momento de todo lo que estaba pasando, a pesar de mis esfuerzos fue imposible. Cerré la llave del agua tome la bata y me la puse, me dirigí hacia el vestidor, tome la ropa y me vestí, me veía hermosa, pero yo me sentía a disgusto. Añadí a mi atuendo unos de mis famosos corsets en azul, bajo este coloque la beretta. En cada muslo me coloque una funda y allí dispuse mis dagas. Mire de nuevo al espejo, ahora mi mirada era idéntica a la de una guerrera.

Tome mi propio arsenal y las llaves del coche, Salí de la habitación y su aroma me inundo, Darius, el estaba aquí, la emoción me invadió, quería correr verlo abrazarlo. En cambio una voz dijo: “es su casa, por eso huele a él”. Seguí caminando por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras, estando al pie de aquellas hermosas escaleras me percate de que no traía el móvil que el mayordomo me había proporcionado, deje el arsenal en una elegante mesita, y fui deprisa por el jodido móvil. Entre corriendo a la habitación tome el teléfono y Salí. De nuevo a paso apresurado llegue a la mesita, tome la bolsa y las llaves, baje las escaleras, iba a la mitad y entonces lo vi, Darius estaba en el recibidor, tenía aspecto descuidado y desmejorado, nuestras miradas se cruzaron y por un segundo me sentí tranquila, baje las escaleras lo más rápido que me lo permitieron mis piernas.

-Que haces aquí?- su bienvenida no fue lo que esperaba, “ y que esperabas?, que se arrodillara y te rogara que huyeran juntos? O que te diera flores?, despierta Paladino esta es la realidad, no una novela de drama” esa voz en mi cabeza era bastante dura.

-Darius, yo… vine a buscarte

Para qué? La última vez que nos vimos dejaste muy en claro que no querías saber nada de mí

-Lo siento, me di cuenta que estaba equivocada. Te necesito. Te amo.

-Paladino, como se que no estás jugando conmigo? como se que mañana no te fugaras con Gabriel- en ese momento mi expresión cambio por completo, no creí que fuera a mencionar a Gabriel y menos en el tono en el que lo hizo- no te sorprendas querida, se lo que paso entre ustedes.

-Se que estuvo mal lo de Gabriel, pero me deje llevar por la venganza, Darius yo te amo, confía en mi

-Quieres que confié, así como tú lo hiciste conmigo? no dejaste que te explicara Lizzie, eso me dolió, con eso demostraste lo poco que me amas y que en este estúpido mundo solo te importas tu.

-Dame una oportunidad, déjame demostrar que te amo, que me equivoque, no puedo permitir que nos alejemos de nuevo, no otra ves.

-Lose Lizzie, fue mirarte de nuevo, tenerte entre mis brazos y perderte en un segundo.

-Darius lo nuestro no se puede quedar así, tenemos que luchar, intentarlo de nuevo. Te amo

-Yo te amo también, y es por eso que me voy…- sus palabras me dolieron, sentí que una parte de mi se desprendía, pero respetaría su decisión

-Lo entiendo, hasta siempre…

-Que haces Lizzie?, no em dejaste continuar, me voy sí, pero me voy a entregar todo mi amor, te lo voy a dar todo!-no podía creer lo que escuchaba había una esperanza para nuestro amor, no podía cantar victoria porque aun había piedras en el camino que podían interferir en nuestra decisión.

Tire la bolsa con las armas al piso y fui a abrazar al vampiro más grandioso que jamás conocí, al vampiro por el cual había sufrido tanto, al único vampiro al cual estaba encantada de amar. Me abrazo con sus enormes y musculosos brazos, me beso el cuello, yo solo podía dar gracias al destino por este momento. Busque su boca, pero él puso un dedo en mis labios.

-Qué pasa?- le dije bruscamente

-Tengo que explicarte porque te mentí, mentimos

-No, no necesito explicaciones, no ahora.

-No ahora?- pregunto confundido

-A lo que me refiero es, no me importan las explicaciones, confió en que lo hicieron por mi bien, para protegerme, pero necesito dicha plática para comprender porque esa tal Dione me persigue, pero si las circunstancias fueran otras, las explicaciones estarían de más.

-Gracias al cielo mi Elizabeth ha regresado, tal y como la recordaba- reímos juntos luego nuestros labios se juntaron y se movieron armoniosamente, fue un beso dulce, romántico, delicioso. Nos separamos porque Albert carraspeo.

-Mi señor, su whisky vatted malt-me fue imposible no soltar una risita, Darius y sus gustos finos.

-Que te causa gracia Lizzie? Hay que celebrar, Albert a ella tráigale su vino rosado favorito

-Tienes razón Darius, ¿serias tan amable Albert?

-Lo que los señores ordenen- y se retiro con su característica elegancia.

No podía prolongar más este bello momento, teníamos que volver a la realidad, tenía que empezar a hablar de Ashtrid, necesitábamos encontrarla, al igual que a Vladimir.

-Querida ya sé lo que vas a decir, espera a brindar, luego podrás romper la ilusión- Albert me tendió la copa con el vino, tome un sorbo, deguste el delicioso vino rosado.

-Elizabeth propongo un brindis por nosotros, porque al fin estamos juntos. -Y lo más importante porque te amo

-También porque Elizabeth Paladino regreso dispuesta hacerte feliz

-Salud!- dijimos los dos al mismo tiempo, tomamos hasta la última gota de nuestras bebidas, me invito a sentarme en un sillón.

-Ahora, con respecto a Ashtrid que hare?- le pregunte

-Haremos querrás decir, ¿no tienes idea de donde podría estar?, Lizzie- ¿qué? Yo pensé que él era el que tenía esa respuesta.

-No, no se siquiera si está bien, fui a la mansión y estaba hecha polvo

-no te preocupes por eso, ella misma lo hizo- ya me esperaba algo así

Ashtrid era tan impulsiva, además la entiendo, el último día en esa mansión había sido espantoso. Además con la entrada triunfal de Gabriel había destrozado una parte importante de la mansión. ¿Dónde podría estar mi hermana? ¡Claro! Porque no se me había ocurrido antes.

-Darius que sabes de Niall?

-Nada, al igual que mi querida Ashtrid esta perdido-. Mierda! De nuevo estábamos en ceros

-Y de Vladimir?

-Mira hablando de tu amiguito Vladimir, ¿no que confiabas en el?, termino traicionándote Lizzie, debes de tener más cuidado con tus nuevas amistades, te lo advertí pero como siempre me ignoraste, deberías hacerme mas caso querida.

-Darius no me repitas lo que ya se, ese Vladimir se va a arrepentir de haberme mandado matar. Sabes o no de el

-Sí, está lejos de aquí, planea algo, las quiere muertas a Astrid y a ti, pero por el momento no dará problemas, ahora el objetivo el encontrar a Niall, créeme si lo encontramos a él, encontraremos a Ashtrid.

Pasamos varias horas más discutiendo de los posibles lugares en los cuales podrían estar Niall y Ashtrid, coincidimos en uno, yo quise ir de inmediato pero Darius alego que estaba débil que necesitaba descansar y beber sangre.

Trate de relajarme y descansar un poco, después de dar miles de vueltas en la cama, al fin logre dormirme.

Segura que ¿elegiste correctamente? Un ángel o un demonio las dos opciones son tentadoras, ¿verdad? Pero ¿quién te conviene más? ¿Estás con Darius porque lo amas? O quizá ¿solo estas porque no tenías a nadie más que te ayudaran? Sé que estas preguntas rondaran en tu cabeza siempre, ¿no has pensado que los puedes tener a los dos? Piénsalo Elizabeth, te podrías llevar una sorpresa…

¡Desperté exaltada maldita voz!, pero en esta ocasión tenia cara, sus rasgos eran medios, ojos grandes y cabello castaño, sonrisa diabólica, la había visto perfectamente bien, pero era lo único que recordaba.

Salí de la cama y fui al armario, tome la ropa que me pondría, cuando regrese a la recamara recibí una desagradable sorpresa. Estaba parado frente a la cama, su expresión era de diversión, en sus manos sostenía un arma, una colt para ser precisa, me miro y sonrió de manera perversa, se acerco a paso lento pero decidido.

-¿Cómo lograste entrar?- fui la primera en hablar.

- ¿de verdad deseas saberlo? Qué te parece si lo dejamos para después lindura, tu y yo tenemos asuntos pendientes.- cada vez estaba más cerca de mí, para mi desgracia yo no tenía ni una sola arma a la mano.

- déjate de tonterías y dime a qué diablos viniste Gabriel- se acerco todavía más a mí, paso la pistola por mi cabello, y el cuello, me abrazo y me dijo al oído

-¿Qué me diste lindura? Yo venía dispuesto a aniquilarte, pero te vi y cambie de opinión, quiero divertirme mucho más contigo

- vete al diablo, ambos sabemos que fue solo un juego, yo lo hice por venganza y tu…

-¿quieres saber quien me mando?- me volteo bruscamente para que lo mirara.- no lindura, te dejare con la duda más tiempo, la intriga te hará regresar a mi- maldito desgraciado, tenía razón, me intrigaba saber que lo había mandado, si claro en un principio fue Vladimir, pero por lo que dijo, alguien más quiere mi cabeza… ¿Dione?

En ese preciso instante, entro a la habitación Darius, cruce la mirada con él y su expresión se torno llena de odio.

-valla valla, que tenemos aquí? Estamos reunidos los tres, ha esplendido- dijo Gabriel.

- ¡aléjate de ella! No la toques imbécil- en ese preciso instante las manos que me sujetaron dejaron de hacer presión sobre mi y el ángel dio un paso hacia atrás y desapareció.

- ¿se fue?

- no Darius no te confíes eso hace cua…- fue demasiado tarde Gabriel apareció atrás de Darius, se inicio una lucha en la cual los dos estaban en las mismas posibilidades de ganar, los dos estaban armados y eran igual de fuertes. El puño de Gabriel voló hacia el abdomen de Darius, el no lo esquivó, por el contrario acepto el golpe, este fue tal que Darius se doblo, cuando se recupero en su mano traía dos dagas, las manipulo de tal forma que una acabo en el brazo del ángel y la otra muy cerca de la clavícula. El ángel ni siquiera se inmuto.

- es tu fin!- le dijo Gabriel a Darius. Yo tenía que impedirlo, Gabriel era otra especie, parecería que nada lo debilitaba. El ángel saco las dagas de su cuerpo y enterró una en el pecho de Darius, ¡qué diablos pasaba con él? ¿Por qué no se defendía? Entonces tome una decisión. Con esto le demostraría mi amor a Darius.

Trate de concentrarme en poder desmaterializarme, aun no sabía cómo controlar ese poder, ya que era completamente nuevo para mí. Cerré los ojos y visualice estar frente a Gabriel, ósea cubriendo a Darius. Abrí los ojos y me recibió un dolor inmenso en el pecho. Lo había logrado! Escuche un noooooo seguido de un aleteo, después de eso la obscuridad me reclamaba y yo la acepte.


---

Por fin despues de milenios traigo el nuevo cap. de la historia!!!!!!

waa!! estoy tan feliz.... hahaha! jessiquita jesiquita.... nos hace esperar demaciado....

pero bueno lo bueno esque ya esta aqui!!!

que les parecio???


Johann...

martes, 10 de mayo de 2011

Capitulo 13: Estático


Estático todo a mi alrededor se encontraba estático, etéreo, sin vida…

En mi mente todo lo sucedido se repita miles de veces, intentado encontrar algún sentido a toda esta estupidez.

Súbitamente, mis sentidos se alertaron, desperté del letargo en el que me había sumido. Una imagen lleno mi mente.

-Niall…- La imagen revelaba un camino, bordeado por enormes arboles de verde follaje, el trayecto era largo, hasta que en ambiente cambio abruptamente a una celda, estaba muy oscuro, pero aun así las sombras daban lugar a formas concretas, sus caras resultaban borrosas, creando una extraña aura que aun así me resultaba tan familiar, fugas mente nuestras mentes se hicieron una, pudiendo recrear lo sucedido, pero tan pronto llego así se fue, dando lugar a la inconsciencia…

------

PV EP

La lucha era intensa, vigorizante y un tanto sensual…

Hace tanto que no me sentía así; tan… viva.

Era fuerte indiscutiblemente, pero mi oponente me sobrepasaba, cada golpe que daba era esquivado y recibía dos de regreso. A cada momento se movía mas y mas rápido, o yo era la que reaccionaba más lento no podía registrar cual de las dos opciones era la correcta, peor lo que si podía decir era que estaba recibiendo una gran paliza…

-Vamos Lindura date por vencida no puedes con migo…-Pero que se pensaba…

-No sabes con quien estás hablando…

-¡Pero claro que lo sé! Eres Elizabeth Paladino descendiente de los originales, un muy, muy raro espécimen…Dueña de poderes extraordinarios, amiga de mi igual y amante de un sirviente de Niall, Darius descendiente de William Démov, así que si Lindura se con quien estoy hablando…

Nada cuerdo vino a mi mente, solo el instinto de reducirlo a trozos llego a mí…

El primer golpe aterrizo en ese lindo pómulo suyo, haciendo que el ángel girara bruscamente hacia un lado…

-Ho sí que te vas a arrepentir de esto Lindura…-una fuerte ventisca y un aleteo y al siguiente segundo el ángel había desaparecido…

-¡Eres un cobarde! Ven y enfréntame como lo que en realidad eres…-Un gran peso cayó sobre mi mandándome de buces al suelo…

-Así que Lindura ¿en que estábamos?, disculpa que me fuera pero había un asuntito que tuve que resolver…

-Idiota-intentaba liberarme del agarren el que me encontraba pero este era demasiado fuerte, así que un fuego inicio en mi interior proyectándolo al exterior haciendo una barrera a mi alrededor, tocando, quemando, haciendo marcas en el ángel…Mandándolo fuera de mi alcance…

-Mierda… pero qué demonios…Estas que ardes Lindura…-Se encontraba parado cerca de mi mirándose los daños que le había causado, daños que tardaron segundos en sanar… esto era peligroso; mmm, exactamente lo que receto el doctor.

Su ropa se encontraba quemada por causa de mi ataque, ¿que más daba si terminaba por quemarse por completo? ¿Que mas daba si terminaba por cubrir su cuerpo con el mío? ¿Que mas daba si terminaba por hacer mío lo prohibido? ¿Que mas daba si terminaba por ceder ante La dulce agonía del engaño de mis seres queridos? ¿Que mas daba si terminaba por Vengarme por lo que me había sido ocultado? Que más daba si…

-¿Por qué me atacaste?

-Por qué tú fuiste la que inicio la lucha… yo solo venia a negociar…

-Mmm, ¿negociar? Y de que iba todo eso ¿he?

-Tu alma…

-Yo no tengo alma…-Contrólate… no puedes caer…

-Entonces tu cuerpo…-una musculosa mano rodeo mi cintura atrayéndome a los brazos del ángel; mi dios, si que su cuerpo estaba encendido, lo podía sentir en toda su longitud, sí que lo podía sentir…

-No se puede negociar…-Su boca se encontraba a milímetros de la mía, tan hirientes, pero a la vez tan atrayentes; respira;

-¿Ah no?

-No…-Acorte la distancia que separaba nuestros labios, uniéndolos y así cerrando el pacto con aquel demonio disfrazado de ángel…

Mi razón se apagó totalmente y la bestia hambrienta y posesiva de mi interior tomó el control, permitiendo dejarse llevar por aquellas caricias, aquellos besos, aquellos roces…

-Haaa…no…no puedo, no me voy a dejar llevar, no me voy –una de sus manos viajo hasta situarse entre mis muslos-haa…dejar.oh.dios.no.pares…-Un gemido involuntario escapo de mi boca...

Fue cuando todo se fue al demonio, el resentimiento por el engaño, la ira, el dolor, todo se esfumo, solo quedo el duce sabor de la venganza…

---

PV AI

Despierta Ash no puedes quedarte ahí tienes que luchar…

Una voz en mi interior me llamaba me atraía me lañaba a la superficie…

No dejes que las sombras te absorban vamos Ash…

Esa voz… un extraño sentimiento fue creciendo en mi pecho, uno que hace tanto no sentina… ¿Tristeza? No, no podía ser, de quien era esa voz…huecos en mi mete quisieron despertar pero una gran barrera impedía que estos traspasaran, impidiendo seguir…Me estaba arrastrando…

Ash despierta, sigue mi voz, sal de las tinieblas, despierta a esta que es tu existencia, despierta y ve tras ellos…

-Quema…-Un intenso dolor me trajo de nuevo a la conciencia, haciendo que reaccionara rápidamente, el sol…había quemado parte de mi brazo y espalda…-rayos pero que… como demonios llegue aquí…

Súbitamente los eventos ocurridos durante los últimos días… me lamenté… como pude dejar que las cosas llegaran a tal grado…Si tan solo aquel hibrido no se hubiera cruzado en mi camino…

El hubiera no existe, ahora ve Ash

Tenía razón no podía lamentarme por lo que había pasado, lo único que me quedaba era reparar el daño hecho…

-Un momento…Quien eres tu… muéstrate…-sabía que estaba será lo percibía…

-Igual de perceptiva que siempre ¿he? -De las sombras que comenzaban a formarse por la venida del ocaso surgió un vampiro, era castaño, con el pelo corto, me sobrepasaba por unos 30 centímetros de altura, su rostro era hermoso, cincelado con facciones redondeadas, adornándolo unos ojos color topacio azul, esos ojos, esa boca, me lastimaba verlo, como si algo muy dentro de mi surgiera y gritara que no lo dejara ir, que lo tocara para poder comprobar que era real…

-Tu…

-¿Yo?-No estaba para juegos, intente adoptar una posición de ataque pero esto me fue imposible, confiaba en él, no sabía de que forma pero yo confiaba en aquella persona con mi propia vida; lo hacía, y odie ese sentimiento….

-Si tu quien más podría ser, ¿El señor momia que se encuentra frente a ti?

-Pues podría ser, no sé lo que puedas ver con esos hermosos ojos tuyos…-Una mirada picara inundo sus ojos…; mis piernas temblaron… que jodidos me pasaba, no era una condenada colegiala frente al último hombre de la tierra, por dios Ashtrid contrólate…

-No colmes mi paciencia que de por sí ya es inexistente es estos momentos. Quién demonios eres…-Su rostro se ensombreció, como si hubiera pronunciado las palabras más hirientes del planeta. No lograba comprender nada…

-Mi nombre es William Démov a tus servicios my lady…-William… ese nombre, mi cabeza me palpitaba, miles de pensamientos llegaban a mi pero ninguno estaba completo, todos estaban distorsionados, la habitación comenzó a dar vueltas a un ritmo vertiginoso, o podía pararla, me era imposible- ¿Ash? Ashtrid respóndeme estas bien… que pasa…- En la lejanía sentí unos brazos aprisionarme intentando que no cayera; pero yo ya estaba lejos, más allá de la ciudad, más allá de todo, en las profundidades, las entrañas de la tierra…

Tienes que cooperar, por las buenas o las malas, tú decides, pero al final tendrás que hablar, te daremos un tiempo pata que lo pienses, hasta entonces tu estadía será muy bien remunerada…

-¡Nooo! Maldición Niall, no seas estúpido…-Porque lo hacía, porque simplemente no escapaba…

-Ash, respóndeme por dios santo…-Nos encontrábamos en el suelo ocultos de los últimos rayos de sol, William me sostenía firmemente contra su pecho, me sentía segura, lo mire directamente a los ojos, era sincero, estaba realmente preocupado…-¿Lo has visto no es así? Has visto a Niall… ¿Está bien? ¿Dónde está? ¿Quién lo capturo?

-Yo, yo no estoy segura…él no lo sabe, me ha dejado ver muy pocas cosas…pero, como tú, como demonios sabes eso…-Me deshice de su agarre apartándome lo mas que pude de el…-Sera mejor que comiences a hablar con la verdad William Démov o te juro que mis colmillos será lo último que vean esos ojos tuyos… Así que si no quieres que tu existencia termine ahora mismo comienza a hablar…

-No creo que sea lo más conveniente de verdad Ash… las cosas son mejor así, sin muchas preguntas, sin muchas respuestas… después de todo has vivió siempre sin saberlas, porque empezar ahora ¿he?

-Así tu lo has decidido…-mi mano viajo hasta donde tenía uno de mis shuriken escondidos lanzándolo velozmente a su cuello, afortunadamente o desafortunadamente tenia bueno reflejos y logro esquivarlo por poco…

-Cristo…tú no te andas con miramientos he Ash…

-Te lo dije quiero respuestas si tu no me las das, encontrare a otro que me las pueda dar…

-Me temo my lady que yo soy el único que puede responder las preguntas que alguna vez pudo tener…

-Entonces será mejor que comiences a responder o te lo llevaras todo a la tumba…-Solamente dio un leve asentimiento con la cabeza- ¿Quién eres?

-Como ya lo he dicho my lady yo soy William Démov-Rodé lo ojos este tipo era exasperante, y no tenía tiempo para miramientos, Niall estaba en peligro y Elizabeth dios sabe donde iría a parar…

-¿De dónde vienes William Démov?

-Mi lugar de nacimiento fue Alemania…

-¿Cuándo fuiste creado?

-Hace siglos my lady; más de 8 siglos…-Era viejo,-Algo dentro de mi seguía diciendo que confiara en el que todo estaría bien si permanecíamos juntos, lo le hice caso…

-¿Bajo qué ordenes estas?

-Bajo ningunas, yo soy libre…-No podía ser posible…

-Eres un desertor…

-¡Por dios no!, no tengo dueño ni estoy bajo las ordenes de nadie porque soy libre, cumplí con mi parte del trato, me aleje, ese era el trato…

-De que trato hablas…

-Yo, no… no creo que…

-Habla con un demonio…

-De verdad no recuerdas nada cierto…-Su actitud cambio radical mente, era otra persona- Ash, ¿no tienes ninguna idea de lo que paso hace 483 años?, no me recuerdas, ¿de verdad es tan fácil olvidarse de mí?

Soy Will, tu Will- Mi mete no podía mas, tantos recuerdo a los cuales no podía acceder, mis recuerdos humanos… yo no lo sabía, no era posible, no…

-Yo no...-Trataba con todas mis fuerzas de recordar, pero no podía, mis recuerdos eran difusos incomprensibles…me debilitaba, necesitaba sangre fresca…

-Clama no te esfuerces, todo está bien, lo comprendo, yo no formo parte de tu existencia como inmortal…

-Lo siento- De nuevo por segunda vez consecutiva la tristeza me invadió… Niall tenía razón, me había ablandado…Niall…Dios Niall…William pareció entender ya que solo me dedico una sonoriza media y asintió…-De Donde lo conoces...

-El que- me estaba evitando, desenfunde una pequeña daga.-Con una…Sabes debes aprender a controlarte 483 años y no has cambiado ni un poco…-la melancolía lo invadió…

-No cambies le tema…De donde que conoces a Niall…

-Esto…él y yo hemos sido compañeros de viaje desde hace muchos siglos atrás, y hace unos cuantos, nuestros caminos se separaron…-Quería saber tantas cosas, pero ahora no era el momento ya sería más adelante…

-Tengo que ir por él, por alguna razón no ha podido escapar.

-Necesitaras ayuda, así que yo voy.-Me iba a oponer pero sabía que no podía desperdiciar la ayuda que me brindaba, así quería sacar a Niall con vida de donde lo tenían que quería de un respaldo, y como Elizabeth ya no estaba…alguien tendría que hacerlo…- Además en la condición en la que te encuentras no creo que puedas sola..

-¿Perdón? Que acabas de decir…

-Que en la condicione en la…

-Que condición ni que fregados yo me encuentro bien, de hecho estoy perfectamente bien…

-Mira que tu aspecto no es el mejor…-Me mire rápidamente, mierda… tenía razón… me veía muy mal… mi ropa estaba rasgada y mi piel descubierta tenía un tono rosado a causa del sol al que había estado expuesta, aun no terminaba de curar, señal de que necesitaba alimentarme… no tenía tiempo de ir a alguno de los bancos de sangre que había en la ciudad, ya me las ingeniería el camino…Ahora tenía que cambiarme de ropa en definitiva no era practico salir así…

-Si me disculpas iré a por mis armas y estaré lista para salir…

-No hay problema Ash.

Salí volando rumbo a mi habitación tirando la ropa ya inservible y buscando una limpia, agarre uno de los conjuntos que tenía preparado para la lucha, era un pantalón de piel negro, una camisa negra a juego y mi chaqueta de cuero negro, con mis inseparables botas de combate con un tacón de muerte, rápidamente recogí todas las armas que pude cargar sin que afectaran mi agilidad y que pudiera ocultarles entre la ropa.

Olvidaba algo… que sería…y ahí lo vi mi amado collar ese que había hecho comprar a Elizabeth por una apuesta, pero en realidad ella no sabía que tanto significaba este, ella cargaba consigo uno casi igual, con unas pequeñas diferencias…

-Oh Lizzie si tan solo me hubieras dado la oportunidad de explicarte…-Sin pensarlo mas revise que llevara todo lo necesario y de guardar en un lugar seguro todo lo de mas, recogió los detonadores y las cargas las repartí por toda la mansión, guardando en el proceso aquello que tu viera algún valor…Al final de unos cuantos minutos todo estaba listo, Salí al encuentro de William que ya me estaba esperando en la puerta principal-si es que se le podía llamar así, después de la entrada de Gabriel esta había quedado por completo destrozada…

-Vamos Ash, ya no queda mucho tiempo, Will me esperaba con la puerta abierta en un Aston Martin Vanquish color negro, negué con la cabeza.

-Yo tengo mi propio transporte…Te veré cerca de Manhattan,- con todos los recursos que me quedaban le di las coordenadas, aproximándome a los lugares que había reconocido con las comunicaciones con Niall-No tardare solamente iré por algo de beber…

-¿Estarás bien?

-Me he cuidado lo bastante bien los últimos siglos creo que si esterare bien. Ahora ve que hay cosas que arreglar…

Sin decir ni una palabra más partió…

Mire hacia el cielo, estaba completamente nublado, sin estrellas, simplemente un cielo rojo, presagiando mi destino…Suspire, esta sería una noche muy larga…

Sin más eche a andar la moto; cumpliría mi promesa, se la entregaría sana y salva, lo volvería a ver…

Saque los detonadores de la bolsa y los ubique en mi mano, cuando estuve lo suficientemente lejos los accione, una… dos… tres…detonaciones y la mansión se vino abajo, todos los recuerdos que alguna vez estuvieron guardados ahí… ya no existían…

Solo quedaron vestigios de lo que fue.

Estático todo a mi alrededor se encontraba estático, etéreo, sin vida…

En mi mente todo lo sucedido se repita miles de veces, intentado encontrar algún sentido a toda esta estupidez.

Pero al final solo una frase se repetía en mi cabeza…

No se puede burlar al destino

Dios ame este capitulo...Me costo tanto... mero aqui esta que tal he??

Johann...


martes, 26 de abril de 2011

CAPITULO 12: Innovación


Sombras Pt-1

Sí se vio todo oscuro, pero era una oscuridad interna que terminó por cegar su cuerpo físico. Indefensa como estaba se escuchó el murmullo de los paso de la sombra que se acercaba al cuerpo cegado en el suelo. Después sólo un estruendo, seguido de un rugido infernal.

Verona, Italia

–El proceso es difícil: tanto para ella como para mí. Créeme no es grato que a tu chica se le vaya la memoria cada vez que bebe de ti. Además mí querido, William: sé lo que hago.

El vampiro recorría la sala con una mueca burlona sosteniendo una copa con whisky. Desparramó el cuerpo en la silla y terminó de un sorbo la bebida. Su acompañante, con un gesto cordial, pidió a la mucama que llenara de nuevo las copas.

–Recuerda que para un hibrido beber varias veces la sangre del mismo vampiro pude llegar a matarlo; debes elegir bien al huésped de tu sangre. Y ella…–Contribuyó William desafiante, mientras hacía ovillo las manos, controlando la furia de su cuerpo.

–Ella debe ser completamente mía.

El vampiro se inclinó y sus ojos chispearon de determinación mientras volvía a terminar con el líquido de su copa.

–A menos qué –prosiguió sarcástico –te estés enamorando de ella…

Cinco años después

Querida, Ashtrid, sé con fervor que te dejó en buenas manos. Estoy orgulloso: después de todo si fuiste digna. No moriste en el intento. Él te explicara las reglas. Quizá ahora, mientras lees esto, me evoques de forma borrosa, ya que ahora sólo existo en tus recuerdos humanos…

…Aunque mi sangre no corra por tus venas te amaré por toda la eternidad.

William.

Tiempo actual

Hilly Brave hojeaba el libro de texto Vampiros y humanos que le habían proporcionado para estudiar. Tenía exámenes finales y si no los pasaba no sería legalmente una vampiresa, y eso significaba no más salida con John. “Maldita burocracia” pensó la chica. “Mira que para matar humanos no se necesita licencia”

Ella había dejado de ser una hibrida hace tres meses y sus padres la obligaron a asistir a clases de A.P.V.I (Aprendizaje Para Vampiros Inexpertos)

Capitulo veintitrés: El confuso camino a la nueva vida.

Para comprender mejor el estudio del arte de la transformación hay que tener en cuenta los siguientes pasos

*El solicitante debe ser un portador fuerte, o con antecedentes de inmortales en su línea de sangre.

*El donador debe tener como máximo una madurez de doscientos años para que la ponzoña no sea tan corrosiva y pueda entrar en el torrente sanguíneo sin consumir las venas.

*Se debe esperar un lapso de doce meses para la siguiente ingesta de sangre: es vital no exceder los doscientos mililitros. Más de la cantidad causaría una transición abrupta con consecuencias catastróficas.

*Siendo aún hibrido sin excepción alguna: no beber de la misma fuente más de cuatro veces. Eso ocasionara una abnegación a la sangre, y en casos severos la muerte.

En cuanto a los efectos son los siguientes

*Amnesia temporal

(A la mitad del proceso de transformación los recuerdos son liberados)

*Adición a la sangre del donador.

(Se debe ser muy cuidadoso con la ingesta, por eso es recomendable que la sangre a beber sea de un proveedor anónimo. Al final del libro pude consultar el número y la ubicación de alguno de nuestros bancos de sangre afiliados)

Recuerda que cada cuerpo es diferente, por tanto varia la cantidad de veces que se deba consumir sangre. Pero no te preocupes, anexamos un pequeño test para que te sea fácil intuir el número de unidades para una transformación exitosa.

Seis horas antes de los incidentes en la mansión

Salí de las “oficinas” de Gabriel; ya le había confiado varios trabajitos, pero eso no era suficiente para descuidar mi yugular. A Gabriel sólo le importaba el mismo: no estaba de ningún bando, más que de sus negocios.

Antes de irme al lugar que tenía en mente, vigilé que los matones de Gabriel no me estuvieran siguiendo. No podía asesinar ángeles hasta la luna creciente: son fuertes, me arrancarían la cabeza sin esfuerzo.

Al menos el mafioso estaba cumpliendo un porcentaje del contrato que firmamos. Con aquellas vampiresas fuera del juego ya podía moverme con tranquilidad, sin embargo prefería guardar un poco de distancia por unos días.

Un fugitivo debe tener todo tipo de ases bajo la manga. Cerca de Milton, Nueva York, tenía un bien merecido proveedor de autos. Faltaban unos pocos kilómetros para llegar.

Llamé a la puerta y de ella salió un tipo rechoncho con la frente perlada en sudor.

–S-señor, Vladimir. Qué gusto volver a verlo.

Sus ojos no proyectaban lo mismo. Escudriñaba horrorizado la oscuridad a mis espaldas.

–Está vez vengo solo, Kurt.

–Creí que no necesitarías otro hasta dentro de varios meses.

–Digamos que hizo “Boom” –el tipo se mojó los labios, claramente dudoso y aterrorizado –Kurt tengo prisa, podría sólo dármelo.

–Llegaste antes, y me temo q-que no tengo disponibles.

Lo miré fijamente. En verdad lo necesitaba.

–No querrás verme enojado.

Endurecí la mirada.

–No me vendría mal un poco de sangre –sonreí, dejando ver intencionalmente los dientes.

Se llevó las manos al cuello y dio la vuelta lentamente. Al regresar me entrego unas llaves. Estaba sudando a mares cuando sus dedos rosaron los míos.

Sin más intercambio de palabras fui a la parte de atrás. Él único coche más o menos decente, de carrocería negra refulgía a la luz de luna. Subí y arranqué.

Sombras Pt-2

La barrera de oscuridad se ceñía cada vez más al ente desdichado. El cuerpo se retorcía indefenso rayando en la agonía extrema. “Sólo un poco más”, repetía el verdugo, intensificando la oscuridad. Pronto terminaría asfixiándola.

Estacioné el choche frente a un departamento de cristales mullidos. Este era mi noveno refugio en el mes. Adentró sólo tenía un colchón. Me senté y descansé la cabeza en las rodillas. Ahora por dónde empezar. Otra vez desde cero. Tal vez en Rumania. Aquí sólo he encontrado problemas. Ni rastro de Dione. Debo encontrarla y asesinarla.

El móvil suena bajo mi pantalón. Veo la pantalla. Es un texto.

Necesito tu ayuda V. Tengo la soga en el cuello.

William

¡Ese maldito! Rastrear el celular de William para que me diera la ubicación tardó varios minutos. Suerte para él que no estuviera muy lejos de aquí. Tomé recargas nuevas para el revólver y lo metí debajo de mi playera.

A William lo conocí durante mi estancia en Madrid hace setenta años. Siempre ha ido adicto a las apuestas. Es por eso que su fortuna disminuye y aumenta cada que vuelve a jugar. En aquella época no me vino mal su compañía. Me siguió en mi búsqueda por varios años, le confié mis motivos, hasta que logró convertirse en mi mejor amigo. Después simplemente cada uno tomó caminos diferentes.

En GPS señalaba el callejón que tenía enfrente. Bajé.

–Prometo que les pagaré –dijo levantando los brazos.

William estaba acorralado por seis vampiros que sostenían amenazantes armas de fuego.

–Pagaras con tu cuello, idiota.

–Qué pasa aquí.

El vampiro de en medio se dio la vuelta y me apuntó con el arma.

–Piérdete.

Desenfundé el revólver y lo dirigí a su corazón.

–No creo que quieras comprobar quien es más veloz –dije con una sonrisa socarrona.

–Vladimir. ¡Por mil demonios! ¡Has llegado!

–¿Se conocen?

–Ese no es asunto tuyo. Cuánto.

Los seis rompieron a reír.

–Trescientos mil –alcé la ceja. –Por cada uno.

El inmortal ensanchó la sonrisa.

–Hecho. Tú: sube al auto –ordené a William con la cabeza fulminándolo con la mirada.

–Porque no nos relajamos un poco.

El portavoz ordeno bajar las armas. Yo hice lo mismo. No dirigimos a la cajuela. La abrí y saqué de la bolsa de cuero café seis fajos de billetes, sabía que algo así estaba pasando y vine preparado, se los lance a cada uno.

–Son cien mil en cado uno. No es necesario que espere para que los cuenten.

–Negocios son negocios.

Los seis regresaron al callejón, desapareciéndose en la oscuridad.

–Te pagaré –prometió William al entrar.

–Déjalo así, pero ten en cuenta que tu amigo no estará siempre para salvarte. Tuviste suerte de que estuviéramos en el mismo sitio.

La casa estaba oscura. Sólo estaba encendida la luz de mi habitación. La noche anterior había sido planeado todo por ella; Dione me había asegurado que volveríamos a estar juntos, y lo esperaba sin poder dormir…

…Me dirigió hacía la pequeña capilla que habían construido en los jardines. A Dione le fascinaba mi terror a la oscuridad, la ponía salvaje…

…Se alisó la falda por detrás, bajándose las bragas. “Hazlo”, me ordenó. Mientras lo hacía sobra una helada superficie de mármol sentí correr un líquido cálido por mis piernas…

…–¿Te excita verdad? ¡Te excita hacerlo encima de la tumba de tu madre! –Rompió a reír lunática –¡Folla sobre la tumba de tu madre! ¡Vamos!

Su agarré férreo rompió los huesos de mi cadera, desgarrándome en dolor.

Elizabeth Paladino estaba inmóvil en el suelo. Alguien se acercaba a ella, y no era precisamente un vampiro. Se debilitaba cada vez que se oscurecía su interior. Las llamas fueron cediendo, e inmediatamente Darius se acercó para asistir a su amada. En cuanto Darius estuvo cerca la sombra se evaporó liberando a la vampira de su asfixiante oscuridad.

Darius levantó a Elizabeth, se mordió el antebrazo y le dio de beber para que pudiera recuperarse. La sangre goteó en sus labios, causando un reconocimiento instantáneo.

Elizabeth succionó ávida hasta quedar satisfecha. Al incorporarse él abrazó a su amada.

–Nunca me vuelvas a dejar. –Susurró Darius.

La chica, aún contrariada, deshizo el agarre. Se quedó respirando con suavidad.

–Ya no podemos estar juntos –Paladino hablaba con languidez. Echó un vistazo hacia lo alto y con aquella despedida, utilizó la fuerza que le quedaba para huir y no volver jamás.

–Pareces estresado, Vladimir. Porque no aprovechamos la noche y nos divertimos un poco.

William revoloteaba como una mosca. No era una mala idea: hace mucho que no me dedicaba un respiro.

–Conozco un sitio estupendo –me guiñó un ojo y saltó del tejado. – ¡No te arrepentirás!

Miré alrededor. El club estaba repletó de vampiros, e híbridos. Una mescolanza deliciosa de chicas humanas atendían semidesnudas a los clientes. Había golpes en sus rostros, y marcas de mordidas en los pechos, aboben, y muslos. Llevaban un pesado grillete alrededor del cuello, y arrastraba larguísimas cadenas conectadas en puntos estratégicos del club. Se podría decir que ellas llevaban las bebidas, o mejor dicho ellas eran la copa de la que había que beber.

Una de las esclavas pasó a nuestro lado contoneando las caderas; a diferencia de las demás esta estaba completamente desnuda. William la examinó y clavó los dientes en su yugular. La joven, dócil, dejó que el vampiro se alimentara de ella. Terminado el acto lamió la herida para que dejara de salir sangre. William se puso detrás de ella mientras besaba su nuca.

–Tómala.

La chica no podía tener más de dieciocho años. Su mirada era cristalina, e inexpresiva. Su cuerpo se había vuelto pálido, a causa de la dura jornada de “trabajo”.

–Así que eres exigente no, Vlash. Sígueme.

Dejamos la planta baja y subimos por unas escaleras angostas. Había un pasillo repletó de habitaciones, olores extraños, gemidos, y suplicas. No quería imaginar que practicas se llevaban adentro.

–Si no te conociera diría que has entregado tu vida al libertinaje.

Rió por lo bajo.

–Un vampiro también necesita algo de diversión.

Entramos al penúltimo cuarto. La iluminación era pobre, tétrica. Esperamos sentados en las sillas que rodeaban un extraño pedestal con sangre coagulada. De la puerta interior salió una joven, de rostro perfectamente ovalado, sus labios eran gruesos como los de un querubín. Su ropa era ligera. Me indicó que me acercara. Comenzó a acariciar mis hombros y a olfatear mi rostro. Sus jadeos eran deliciosos. La tomé por los hombros y la besé. Sus manos insistentes bajaron por mi abdomen, comenzando un placentero jugueteo en mi entrepierna. De la misma gloriosa puerta salió otra mujer, esta vez llevándose a William de la mano, quien ya estaba semidesnudo.

Me desgarró la ropa y me tumbó boca abajo en la cama. Su lengua fría exploró mi espalda. Podía sentirla arriba de mí. Su dedo desgarró mi piel; haciendo cardenales no tan profundos, pero que pudiera beber lo suficiente de ellos. Posó la boca y lamió.

Me volteó y acarició mis labios hasta llegar a mi miembro. Sus bragas quedaron hechas jirones. La vampira rosaba su sexo con el mío, sin llegar a la penetración. Sentía que iba a explotar, tenía que ser mía.

–¿Qué opinas de las orgias entre vampiros? –Su voz era dulce. Sus palabras de profeta hicieron a parecer a otras dos inmortales y una pareja de humanos. Tenían unas carnes celestiales.

No me quedaba muy claro de para qué necesitábamos la presencia de humanos, y no me importaba.

Me dirigió hacía el pedestal y me sentó en la silla. Me desvistió lentamente y me besó las mejillas. La pelirroja recién llegada ordenó al joven que se desvistiera, él, hipnotizado con su belleza, acató la orden sin reproche. Con dulces caricias pidieron a la chica humana que hiciera lo mismo. Estando los dos desnudos, pusieron en cuatro a la joven mortal y ordenaron al chico que la penetrara. Las tres vampiresas no se sintieron para nada satisfechas. Con la fuerza de un demonio nocturno flagelaron los glúteos del chico, la espalda, y los muslos de la joven. Continuaron así hasta que sus cuerpos quedaron cubiertos de sangre. No comprendía porque no mostraban dolor, o deseo de quitarse. Ellas paseaban la lengua por las planicies del cuerpo sangrante. Seguían en su acto, fornicando mientras eran flagelados por los demonios.

El joven se inclinó sobre el cuerpo de la chica, se retorció de placer cuando empezó a morder sus pechos; pronto brotó la sangre, el líquido exquisito me excitó más al ver las circunstancias en las que emanaba. El mozo chupo toda la sangre y la escupía en el cuerpo de las inmortales. Seguimos degustando de la escena mientras la pelirroja, la más cercana a mí, hacía lo suyo con sus gloriosos labios. Finalmente, hasta que la pareja no pudo dar más, sacaron una pequeña daga y cortaron de lado a lado sus cuellos; drenaron la sangre dentro del pedestal y me invitaron a ser parte del festín.

Saciada nuestra sed me dieron una despedida lenta por separado, sin llegar a la penetración. Me dejaron en la silla a punto de explotar. Pero no tardo mucho en llegar una nueva acompañante. Esta era mucho más hermosa que las demás. Su cabello era lacio, color chocolate. Sus ojos eran extraordinarios: dos gemas azules que podrían robarte el alma en un suspiro. Su cuerpo era menudo, de excitantes proporciones. Fue a mi encuentro, y en cuanto estuvo cerca sentí un pinchazo en las sienes y el estruendo del reconocimiento. Cegado por el fuego que me provocaba no le preste atención. La tomé y ahora ya no era el maleable del principio: fui yo quien agarró las riendas. Mientras besaba su cuello mis dedos se deslizaron curiosos por la superficie de su sexo, exploré indócil hasta que provoqué sus gemidos. Lamí la punta y metí el dedo a su boca. Seguí explorando. Me aclamaba, y eso me enloquecía. Abrazó mi espalda y me deslicé dentro de ella con un arrebato animal.

Con la misma intensidad, mordí su hombro y bebí de ella. Parecía que su sangre dejaba pequeñas descargas eléctricas en mi lengua. Era cálida y deliciosa. No pude contenerme: no supe cuanto bebí.

Quemaba mucho. Nunca había quemado tanto. Algo me sucedía. El dolor pasó a ser el primer plano. Caí y me retorcí.

–¡Sácala! ¡Sácala! ¡Arde!

Se inclinó y besó mi frente.

–Para escapar necesitas estar atrapado, Vladimir.

Quizá alejarme de aquel endemoniado Ser, pero no sentía sí me estaba moviendo.

–¿Acaso tienes miedo de mí? No sabes quién soy. Te ayudaré a recordar: yo maté a tu familia, lo hacía mientras mirabas.

Justo como en mis sueños, su risa lunática irrumpió en la habitación. Era Dione, ahora lo veía todo con claridad. Los recuerdos borrosos que tenía de su identidad se esclarecieron.

Intenté sacar fuerzas y lanzarme contra ella para arrancar sus extremidades, obligarla a suplicar; sin embargo, el punzante pasar de su sangre debajo de mi piel me magnetizaba al suelo. Sólo podía contemplar su rostro perfecto sin poder hacer nada.

Desperté sobre el tejado. La luna brillaba inmensa sobre mí. Busqué en las sombras, y allí estaba, sentada en el filo del techo. Había manipulado mi mente. Llevaba vestimenta casual: jean ajustados y blusa negra. Sonreía mientras se acercaba.

–No es un sueño. Lo vez –tomó mi mano y la acercó a su corazón –No late: como hace varios siglos.

Estaba asqueado, pero amortajado por la fuerza de los sentimientos que todavía sentía por ella; estaba equivocado: jamás pensé en todo lo que estaba de por medio. La amaba con todo mí Ser.

–No puedo perdonarte.

Desvié el rostro.

–¿Tanto tiempo y no has olvidado? Mi existencia es nula sin ti. ¡Conviértete en mi príncipe de las sombras! Juntos seremos invencibles.

–¡No!

El odio subió por mi cuerpo y me abalancé sobre ella. Desconcertado, en parte por el repentino aumento de fuerza, miré que no había nada entre mis brazos. Seguí buscándola.

–Si no eres mío no serás de nadie. Por cierto te he dado a beber de mi sangre –entorné los ojos. – La mitad de tu transformación está por concluir, ¿sigues creyendo que sólo fue un sueño?

Y con el sople del viento desapareció.

Elizabeth estaba en alguna parte del bosque, muy lejos de la mansión; había utilizado la vitalidad de la sangre de Darius para alejarse de su familia. Una familia no te traiciona.

Sacudió la cabeza y cayó en llanto. Todos te traicionan. El amor traiciona.

En su interior lloraba. Sollozaba por Astrid, por Darius, por la inevitable traición.

Siguió llorando, hasta que un aleteo la sacó de sus lamentos. Se puso en posición de ataque. Si se presentaba una lucha ella sería la primera en caer, y no le importaba; mejor aún.

–Siento tu presencia. Sal ahora.

Algo descendió en picada, cerca de la ubicación de Paladino. El crujir cercano de la hierba. Y después una mano blanca la cogió por el hombro.

–Pequeña yo que tú no me resistía.

El ángel convirtió su mandíbula en una mueca burlona. ¡Joder, era hermoso!

–Ni aunque pudiera.

¡Sííí! Con aquel pensamiento ajeno a su voz mental se enganchó a los brazos del ángel. Una última batalla: ahora era su turno de traicionar.

–¡Elizabeth! ¡Elizabeth!

Ashtrid dejó como prioridad encontrar a Paladino. Ya no le importaba los tratos que había hecho con el ángel Gabriel. Ni siquiera Dione, o Vladimir importaban tanto.

–Se ha ido.

La voz de Darius sonó detrás de ella, con inminentes presagios en la mirada.

–Ya no tengo nada que hacer aquí, Ash. Suerte.

Redobló la velocidad y se perdió en la oscuridad invernal. Ahora sí ya no le quedaba nada: estaba sola.

William Lasher horas antes de la problemática con las apuestas había estado en el bosque, siguiendo el rastro de un vampiro.

La casa de madera era vigilada a varios kilómetros. No hubo movimientos, ni ruido: el vampiro sí que era silencioso. William estaba trepado en un árbol, y para que no reconocieran su olor bebió esencia de dalias. Había seguido el rastro. Por fin lo había localizado. Estaba alegre de verle de nuevo, aunque William no podía asegurar lo mismo de él después del altercado que tuvieron hace varias épocas. Estaba dispuesto a ofrecer sus disculpas, si eso significaba arriesgar la cabeza.

Decidido a acercarse penetró en el claro; la miasma del otro inmortal se intensificó: definitivamente era su amigo. Iba llegando, cuando la fuerza de un potente estallido lo envió varios metros atrás. Con esfuerzo, distinguió entre la polvareda como sacaban a un vampiro inconsciente a rastras. Sin que pudiera actuar con antelación, subieron a un automóvil y arrancaron en dirección a la carretera, con Niall como rehén. Debía encontrar Ashtrid, de la que alguna vez estuvo enamorado. ¿Pero sería capaz de resistir después de tanto tiempo?

----

Mas cosa de nuestro pasado se van descubriendo....

Mmmm... el asunto se va complicando no cren..??

Johann...