La mentira es la declaración más cruel, egoísta e hiriente que alguien pueda hacerte, lastima al corazón, duele como si una daga lo atravesará, una herida profunda que hace que la sangre salga borbotones.
Se supone que no tengo corazón, y entonces ¿porque me siento así?, ¿porque me afecta tanto? Porque no logro simplemente olvidar y seguir con mi nueva existencia con Gabriel.
“no seas estúpida, no te engañes, tu bien sabes que Gabriel es solo un juego, entre tú y el no existe nada, son un par de desconocidos que quisieron jugar a conocerse”
Esa voz tenía razón, Gabriel era una simple aventura, pero algo me decía que no lo dejara ir, el me ayudaría a encontrar al maldito traicionero de Vladimir, y vaya que me las iba a pagar muy caro, pero antes tenía que indagar en su pasado, ¿porque nos traiciono?, bueno solo a mí, Ashtrid nunca confió en el, claro! Ella era la pieza clave en este embrollo, tenía que regresar a la mansión a buscarla, arreglar toda esta situación, que solo vino a complicar más mi estúpida existencia.
Sin embargo, antes buscaría la manera de zafarme de Gabriel, no sería nada sencillo, aunque fuera solo por unas horas, pero ¿cómo?
-Gabriel?- después de nuestro “encuentro” habíamos ido a una cabaña, los muebles eran de madera, no tenia decoración alguna, las ventanas eran pequeñas y no tenían cortinas, había una pequeña sala tres sillones y una mesa. En la recamara estaba una cama con dosel, frente a ella un perchero y un espejo con marco de oro y plata. Busque a Gabriel con la mirada, y no lo encontré. Entre a la sala a buscarlo y tampoco estaba, entonces escuche voces provenían de la cocina, decidí no entrar y trate de escuchar la conversación.
- …. Fue muy fácil
- no te confíes, debes hacer que siga aquí.- ¿quien? Me moví muy rápido, quería salir corriendo, pero en mi descuido golpee una silla que causo un agudo sonido.
-¿Lindura?- ¡mierda! Me había escuchado, ahora mi instinto me decía que todo había sido una maldita trampa, que estúpida había sido!
-¿con quién hablabas Gabriel?
- lindura, ¿qué tal pasaste la noche?
- no me cambies el tema, ¿con quién hablabas?
- ¿despertamos de malas?- suspire de frustración este maldito ángel siempre contestaba con una pregunta-no lindura creo que perdiste la razón- era mi oportunidad.
- si tu lo dices…. Bueno supongo que es hora de irme.- pase por un lado suyo y me detuvo del brazo
- ¿cómo que ya te vas? ¿Acaso pensaste que lo nuestro es de una noche lindura? Te informo que no soy un ángel de la noche galante!
- ah ¿no lo eres? Jajaja lo siento querido tu no me dices que hacer- me apretó el bazo con mucha más fuerza y su mandíbula se tenso.
-Paladino escucha bien, solo lo diré una vez, no soy un juguete como Darius, tu vas a hacer lo que yo te ORDENE- la última palabra la dijo con tal fuerza que me enfureció, me solté de su agarre y mi puño voló hacia su abdomen.
- Gabriel yo no sigo las ordenes de nadie, y siento mucho si creíste que yo seria de tu propiedad- no me dejo acabar, vi uno de sus brazos se acercaba peligrosamente, esquive el golpe, no podía perder el tiempo en una pelea, aunque la ira me invadiera tenía que controlarme, era más importante dar con Ashtrid.
Utilicé toda la fuerza que tenia para levantar un gran viento, lleno de hojas y tierra, eso sería suficiente para distraer al ángel y poder escapar, aun así tenía que hacer que no saliera volando a perseguirme, así que lo mejor era crear una gran tormenta, que asemejara un diluvio, cuando el viento y la tormenta llegaron y nos acogió con furia, hasta entonces cerré los ojos me imagine de pie en la mansión, en sus grandes jardines, estar en mi residencia, tal y como lo haría alguien capaz de desmaterializarse, abrí los ojos para salir huyendo de aquel ángel malvado y del diluvio, pero la realidad me sorprendió.
Estaba en un área sola y… ¿quemada?, claro el olor era inconfundible, había cenizas por todos lados, el aire estaba sucio, se sentía tristeza y dolor allí. Pero esto no era el bosque, de verdad ¿había logrado desmaterializarme?, baje la pirada un par de minutos y entonces reconocí donde estaba, medio enterrada se encontraba una daga, ¡mi daga! Le tome entre las manos, no me importo que me cortara la palma de las manos, mire lo que antes había sido, mi casa, mi hogar, el lugar más querido de mi existencia, ahora estaba hecho cenizas, no quedaba nada de aquel hermoso lugar. Lagrimas corrieron por mis mejillas, si esto había pasado con la mansión, ¿qué había ocurrido con Ashtrid?, todo esto había pasado y solo por mi maldito orgullo, porque hasta ahora me daba cuenta que había exagerado las cosas, no escuché explicaciones, me deje llevar por el coraje y orgullo, había perdido a mi hermana, y al amor de mi existencia, además seguro había un jodido ángel buscándome para matarme, eso sin dejar de lado a Dione.
Tenía que salir pronto de allí, seguro que sería el primer lugar donde Gabriel me buscaría, antes tenía que buscar un medio de transporte, corrí a la mansión de a lado, bueno nos separaban 2 hectáreas, tomaría un automóvil prestado, entre sin problemas su sistema de seguridad era muy ineficiente, lo desactive con los ojos cerrados, en el garaje no había autos, solo una camioneta, Lincoln color perla, ahora las llaves... Donde… aja, estaban pegadas, subí a la camioneta y la encendí, su motor no hacia ni un ruido, perfecto!
Conduje varias millas sin saber en realidad a donde me dirigía, tal vez esperaba encontrarme con Ashtrid, si claro como si eso fuera posible, al fin después de conducir como loca llegue a la mansión de Darius, sabía que él no estaría allí, pero al menos tenía que darme una idea de donde se encontraba o si estaba bien. Estacione la camioneta en el jardín y corrí hasta la puerta de la mansión. Albert, el mayordomo ya me esperaba.
-Señorita Paladino, ¿cómo está usted?
- Albert y el señor Darius? Lo necesito
-Srita. Paladino lamento decir que el amo hace días que no viene a la residencia, siento no poder ayudarla.
-Bueno Albert algo debe de haber, ¿sabes donde podrá estar? ¿Un teléfono?
-Me temo que no señorita Paladino, ¡espere!- Fue casi corriendo dentro de la mansión, ah! Yo tanta prisa que tenia. Regreso con una bolsa llena de cosas.
- ¿qué es todo esto Albert?
- son cosas que va a necesitar, usted sabe, dagas, revolvers, una pretto beretta 9mm, una colt, cartuchos, en fin todo lo necesario para una lucha. Un móvil, y por supuesto las llaves de un Ferrari idéntico al suyo- estaba estupefacta- también allí hay ropa por si gusta cambiarse- en ese momento me di cuenta de mi aspecto, lucia realmente mal, mis brazos llenos de ceniza, el pantalón desgarrado, no podía ir por allí con ese aspecto, Albert tenía razón debía cambiarme.
-pero como es… ¿cómo tiene un Ferrari idéntico al mío? ¿Cómo es que hay ropa de mujer?
- vera, mi amo siempre ha estado enamorado de usted, y en el momento en que ustedes dos iniciaron de nuevo su relación, el ordeno que compraran ropa para usted, un carro idéntico al suyo, el dijo que usted se mudaría aquí y quería que no extrañara nada- al escuchar esas palabras me sentí una basura, como era posible que le hubiera hecho tanto daño?, primero al juzgarlo mal y después traicionándolo con Gabriel. Decidí que no era momento para ponerme sentimental, lo que ahora importaba era encontrarlo, a él y Ashtrid.
-crees que podría pasar a refrescarme y cambiarme?
- por supuesto que sí, esta es su casa, adelante por favor.
Subí a la habitación de Darius, ah olía a él, notas de madera fina y cuero, tan irresistible! Coloque las cosas en un sofá color vino, busque en el armario la ropa que me pondría, elegí un vestido con estampado animal print en colores negro blanco y algo de azul, los zapatos eran de satín negro tacón 12.
En la ducha me quería demorar, sentir el agua correr por todo mi cuerpo, que el olor fresco del shampoo, a Fresia, me relajara, olvidarme por un momento de todo lo que estaba pasando, a pesar de mis esfuerzos fue imposible. Cerré la llave del agua tome la bata y me la puse, me dirigí hacia el vestidor, tome la ropa y me vestí, me veía hermosa, pero yo me sentía a disgusto. Añadí a mi atuendo unos de mis famosos corsets en azul, bajo este coloque la beretta. En cada muslo me coloque una funda y allí dispuse mis dagas. Mire de nuevo al espejo, ahora mi mirada era idéntica a la de una guerrera.
Tome mi propio arsenal y las llaves del coche, Salí de la habitación y su aroma me inundo, Darius, el estaba aquí, la emoción me invadió, quería correr verlo abrazarlo. En cambio una voz dijo: “es su casa, por eso huele a él”. Seguí caminando por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras, estando al pie de aquellas hermosas escaleras me percate de que no traía el móvil que el mayordomo me había proporcionado, deje el arsenal en una elegante mesita, y fui deprisa por el jodido móvil. Entre corriendo a la habitación tome el teléfono y Salí. De nuevo a paso apresurado llegue a la mesita, tome la bolsa y las llaves, baje las escaleras, iba a la mitad y entonces lo vi, Darius estaba en el recibidor, tenía aspecto descuidado y desmejorado, nuestras miradas se cruzaron y por un segundo me sentí tranquila, baje las escaleras lo más rápido que me lo permitieron mis piernas.
-Que haces aquí?- su bienvenida no fue lo que esperaba, “ y que esperabas?, que se arrodillara y te rogara que huyeran juntos? O que te diera flores?, despierta Paladino esta es la realidad, no una novela de drama” esa voz en mi cabeza era bastante dura.
-Darius, yo… vine a buscarte
Para qué? La última vez que nos vimos dejaste muy en claro que no querías saber nada de mí
-Lo siento, me di cuenta que estaba equivocada. Te necesito. Te amo.
-Paladino, como se que no estás jugando conmigo? como se que mañana no te fugaras con Gabriel- en ese momento mi expresión cambio por completo, no creí que fuera a mencionar a Gabriel y menos en el tono en el que lo hizo- no te sorprendas querida, se lo que paso entre ustedes.
-Se que estuvo mal lo de Gabriel, pero me deje llevar por la venganza, Darius yo te amo, confía en mi
-Quieres que confié, así como tú lo hiciste conmigo? no dejaste que te explicara Lizzie, eso me dolió, con eso demostraste lo poco que me amas y que en este estúpido mundo solo te importas tu.
-Dame una oportunidad, déjame demostrar que te amo, que me equivoque, no puedo permitir que nos alejemos de nuevo, no otra ves.
-Lose Lizzie, fue mirarte de nuevo, tenerte entre mis brazos y perderte en un segundo.
-Darius lo nuestro no se puede quedar así, tenemos que luchar, intentarlo de nuevo. Te amo
-Yo te amo también, y es por eso que me voy…- sus palabras me dolieron, sentí que una parte de mi se desprendía, pero respetaría su decisión
-Lo entiendo, hasta siempre…
-Que haces Lizzie?, no em dejaste continuar, me voy sí, pero me voy a entregar todo mi amor, te lo voy a dar todo!-no podía creer lo que escuchaba había una esperanza para nuestro amor, no podía cantar victoria porque aun había piedras en el camino que podían interferir en nuestra decisión.
Tire la bolsa con las armas al piso y fui a abrazar al vampiro más grandioso que jamás conocí, al vampiro por el cual había sufrido tanto, al único vampiro al cual estaba encantada de amar. Me abrazo con sus enormes y musculosos brazos, me beso el cuello, yo solo podía dar gracias al destino por este momento. Busque su boca, pero él puso un dedo en mis labios.
-Qué pasa?- le dije bruscamente
-Tengo que explicarte porque te mentí, mentimos
-No, no necesito explicaciones, no ahora.
-No ahora?- pregunto confundido
-A lo que me refiero es, no me importan las explicaciones, confió en que lo hicieron por mi bien, para protegerme, pero necesito dicha plática para comprender porque esa tal Dione me persigue, pero si las circunstancias fueran otras, las explicaciones estarían de más.
-Gracias al cielo mi Elizabeth ha regresado, tal y como la recordaba- reímos juntos luego nuestros labios se juntaron y se movieron armoniosamente, fue un beso dulce, romántico, delicioso. Nos separamos porque Albert carraspeo.
-Mi señor, su whisky vatted malt-me fue imposible no soltar una risita, Darius y sus gustos finos.
-Que te causa gracia Lizzie? Hay que celebrar, Albert a ella tráigale su vino rosado favorito
-Tienes razón Darius, ¿serias tan amable Albert?
-Lo que los señores ordenen- y se retiro con su característica elegancia.
No podía prolongar más este bello momento, teníamos que volver a la realidad, tenía que empezar a hablar de Ashtrid, necesitábamos encontrarla, al igual que a Vladimir.
-Querida ya sé lo que vas a decir, espera a brindar, luego podrás romper la ilusión- Albert me tendió la copa con el vino, tome un sorbo, deguste el delicioso vino rosado.
-Elizabeth propongo un brindis por nosotros, porque al fin estamos juntos. -Y lo más importante porque te amo
-También porque Elizabeth Paladino regreso dispuesta hacerte feliz
-Salud!- dijimos los dos al mismo tiempo, tomamos hasta la última gota de nuestras bebidas, me invito a sentarme en un sillón.
-Ahora, con respecto a Ashtrid que hare?- le pregunte
-Haremos querrás decir, ¿no tienes idea de donde podría estar?, Lizzie- ¿qué? Yo pensé que él era el que tenía esa respuesta.
-No, no se siquiera si está bien, fui a la mansión y estaba hecha polvo
-no te preocupes por eso, ella misma lo hizo- ya me esperaba algo así
Ashtrid era tan impulsiva, además la entiendo, el último día en esa mansión había sido espantoso. Además con la entrada triunfal de Gabriel había destrozado una parte importante de la mansión. ¿Dónde podría estar mi hermana? ¡Claro! Porque no se me había ocurrido antes.
-Darius que sabes de Niall?
-Nada, al igual que mi querida Ashtrid esta perdido-. Mierda! De nuevo estábamos en ceros
-Y de Vladimir?
-Mira hablando de tu amiguito Vladimir, ¿no que confiabas en el?, termino traicionándote Lizzie, debes de tener más cuidado con tus nuevas amistades, te lo advertí pero como siempre me ignoraste, deberías hacerme mas caso querida.
-Darius no me repitas lo que ya se, ese Vladimir se va a arrepentir de haberme mandado matar. Sabes o no de el
-Sí, está lejos de aquí, planea algo, las quiere muertas a Astrid y a ti, pero por el momento no dará problemas, ahora el objetivo el encontrar a Niall, créeme si lo encontramos a él, encontraremos a Ashtrid.
Pasamos varias horas más discutiendo de los posibles lugares en los cuales podrían estar Niall y Ashtrid, coincidimos en uno, yo quise ir de inmediato pero Darius alego que estaba débil que necesitaba descansar y beber sangre.
Trate de relajarme y descansar un poco, después de dar miles de vueltas en la cama, al fin logre dormirme.
Segura que ¿elegiste correctamente? Un ángel o un demonio las dos opciones son tentadoras, ¿verdad? Pero ¿quién te conviene más? ¿Estás con Darius porque lo amas? O quizá ¿solo estas porque no tenías a nadie más que te ayudaran? Sé que estas preguntas rondaran en tu cabeza siempre, ¿no has pensado que los puedes tener a los dos? Piénsalo Elizabeth, te podrías llevar una sorpresa…
¡Desperté exaltada maldita voz!, pero en esta ocasión tenia cara, sus rasgos eran medios, ojos grandes y cabello castaño, sonrisa diabólica, la había visto perfectamente bien, pero era lo único que recordaba.
Salí de la cama y fui al armario, tome la ropa que me pondría, cuando regrese a la recamara recibí una desagradable sorpresa. Estaba parado frente a la cama, su expresión era de diversión, en sus manos sostenía un arma, una colt para ser precisa, me miro y sonrió de manera perversa, se acerco a paso lento pero decidido.
-¿Cómo lograste entrar?- fui la primera en hablar.
- ¿de verdad deseas saberlo? Qué te parece si lo dejamos para después lindura, tu y yo tenemos asuntos pendientes.- cada vez estaba más cerca de mí, para mi desgracia yo no tenía ni una sola arma a la mano.
- déjate de tonterías y dime a qué diablos viniste Gabriel- se acerco todavía más a mí, paso la pistola por mi cabello, y el cuello, me abrazo y me dijo al oído
-¿Qué me diste lindura? Yo venía dispuesto a aniquilarte, pero te vi y cambie de opinión, quiero divertirme mucho más contigo
- vete al diablo, ambos sabemos que fue solo un juego, yo lo hice por venganza y tu…
-¿quieres saber quien me mando?- me volteo bruscamente para que lo mirara.- no lindura, te dejare con la duda más tiempo, la intriga te hará regresar a mi- maldito desgraciado, tenía razón, me intrigaba saber que lo había mandado, si claro en un principio fue Vladimir, pero por lo que dijo, alguien más quiere mi cabeza… ¿Dione?
En ese preciso instante, entro a la habitación Darius, cruce la mirada con él y su expresión se torno llena de odio.
-valla valla, que tenemos aquí? Estamos reunidos los tres, ha esplendido- dijo Gabriel.
- ¡aléjate de ella! No la toques imbécil- en ese preciso instante las manos que me sujetaron dejaron de hacer presión sobre mi y el ángel dio un paso hacia atrás y desapareció.
- ¿se fue?
- no Darius no te confíes eso hace cua…- fue demasiado tarde Gabriel apareció atrás de Darius, se inicio una lucha en la cual los dos estaban en las mismas posibilidades de ganar, los dos estaban armados y eran igual de fuertes. El puño de Gabriel voló hacia el abdomen de Darius, el no lo esquivó, por el contrario acepto el golpe, este fue tal que Darius se doblo, cuando se recupero en su mano traía dos dagas, las manipulo de tal forma que una acabo en el brazo del ángel y la otra muy cerca de la clavícula. El ángel ni siquiera se inmuto.
- es tu fin!- le dijo Gabriel a Darius. Yo tenía que impedirlo, Gabriel era otra especie, parecería que nada lo debilitaba. El ángel saco las dagas de su cuerpo y enterró una en el pecho de Darius, ¡qué diablos pasaba con él? ¿Por qué no se defendía? Entonces tome una decisión. Con esto le demostraría mi amor a Darius.
Trate de concentrarme en poder desmaterializarme, aun no sabía cómo controlar ese poder, ya que era completamente nuevo para mí. Cerré los ojos y visualice estar frente a Gabriel, ósea cubriendo a Darius. Abrí los ojos y me recibió un dolor inmenso en el pecho. Lo había logrado! Escuche un noooooo seguido de un aleteo, después de eso la obscuridad me reclamaba y yo la acepte.
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Por fin despues de milenios traigo el nuevo cap. de la historia!!!!!!
waa!! estoy tan feliz.... hahaha! jessiquita jesiquita.... nos hace esperar demaciado....
pero bueno lo bueno esque ya esta aqui!!!
que les parecio???
Johann...